miércoles, 13 de febrero de 2013

Alejandrino Montes


La noche del sábado 11 de marzo un hecho sangriento que marcaría la vida apacible de los limeños, un hecho en apariencia realizado por un sanguinario asesino y de la cual se documentó ampliamente en los diarios y revistas de la época. La enorme trascendencia de este hecho no pudo dejarse de lado en nuestra música, tanto así que se compuso temas relatando los hechos y se llevó inevitablemente al disco.


Empecemos relatando brevemente los hechos, tal y como se documentó en abundancia tanto en la Revista Semanal Ilustrada “Variedades”, Edición Nº 420 del día 18 de marzo de 1916, el diario El Comercio en su edición de la Mañana del día lunes 13 de marzo de 1916. (Terrible Crimen de la noche del sábado) en adelante y el diario La Crónica.


El día señalado, en la Calle de la Condesa, ubicado en lo que es actualmente la 2º cuadra del Jirón Virú en el distrito del Rímac el doméstico de 17 años de edad asesinó a los esposos Señor Manuel Germán Ibarra y la Señora Eloísa Pérez de Ibarra, personas acaudaladas pero que sin embargo llevaban una existencia relativamente modesta. Tenían en el departamento de Junín y Huancavelica sus importantes negociaciones mineras.

Casa de la Calle de la Condesa


Alejandrino y Fabiola Montes eran naturales de Chiquian, provincia de Bolognesi, Ancash y recientemente habían llegado a trabajar como domésticos a la casa de los esposos Ibarra.


Cuando se descubrió el crimen llamó la atención la desaparición de los dos criados. En un inicio se atribuyó a secuestro, tal vez espanto o complicidad de estos en el tremendo crimen, los detectives a cargos del caso nunca sospecharon de los criados, ya que no se concebía que “en almas y cuerpos infantiles pudieran existir perversidad moral, la sangre fría y la fuerza física necesaria para aniquilar a golpes y puñaladas a personas de robusta contextura, capaz de rechazar fácilmente agresión de un muchacho”. Un periodista decía de Alejandrino: “bajo, delgado, parecía hecho para todo menos para la muerte”.




Se sospechó inicialmente que los hermanos Montes estaban en complicidad con criminales avezados, y su captura se hacía necesaria.

El Chofer de la familia Ibarra, el Sr Ismael Torres, fue el primero en notar que algo anormal había ocurrido en el interior de la casa el domingo por la mañana, dio aviso al Sr Abelardo Ibarra, hermano de la víctima, que ya había advertido algo raro al haber llamado reiteradas veces por teléfono sin recibir respuesta alguna. El Sr Abelardo ordenó al chofer entrar por la fuerza a la casa. Los esposos Ibarra habían sido encontrados muertos, con heridas mortales causados por instrumentos contundentes usados con gran violencia.


Sr Abelardo Ibarra


El mayordomo Minaya, al servicio de los hermanos del Señor Ibarra, ayudado por Torres fue el primero que por la farola del vestíbulo contempló el horroroso cuadro que ofrecía el Sr Ibarra asesinado, siendo encontrado tirado boca arriba con una mano en el pecho junto a una victrola de manija.
Minaya volvía tembloroso, pálido y sin habla.
Mayordomo Minaya
Chofer Ismael Torres


El diario “El Comercio” daba cuenta de las declaraciones de los vecinos. Algunos de estos habían admitido que la noche del crimen había oído algunos quejidos provenientes del interior de la casa. El lunes los diarios publicaron largas informaciones. De ellas se deducía que el doble asesinato se había realizado en la noche, sin que la vecindad escuchara, salvo unos quejidos a los que no se dio importancia, nada anormal que llamara su atención. Uno de ellos escuchó las voces de una mujer pidiendo perdón.

La perspicacia de un inspector del Callao puso al sirviente fugado en manos de la justicia, se encontró que la más simple de las explicaciones y también la que parecía más absurda, era la que daba la clave del misterioso crimen. Fue capturado en una esquina  de la Calle Castilla en el Callao, el mismo día en que fueron enterrados los esposos  Ibarra, vagando a la aventura, en la espera tranquila del momento de poderse embarcar para evitar la prisión. Muchacho de fisionomía inexpresiva, confesó que él había sido el asesino.
El inspector de la Policía José Cáceres fue el capturó a Montes. Al encontrarlo en actitud sospechosa procedió a preguntar:
-        ¿Qué haces aquí?
-        Nada, paseando.
-        No tienes ocupación, eres un vago.

Inspector Caceres
Calle Castilla donde se capturó a Montes por Inspector Caceres

EL muchacho mató por odio y por venganza. La noche del crimen, según contó Montes, había sido víctima de la agresión del Sr Ibarra, según el cual lo había insultado al haberlo encontrado escribiendo cartas en el vestíbulo. La respuesta de Alejandrino fue:
-        “Eso le dirá a los carneros pero a mi no”.
-        “¿Qué dices so …?”, “Ahora veras”

Sr y Sra Ibarra muertos


Se cuenta que el día 13 el Sr Abelardo llega al centro de detención donde se encontraba Montes. En un descuido de los inspectores se arroja sobre el muchacho con la intención de agredirlo, siendo contenido por los agentes. Es ahí donde Montes se mostró por primera vez temeroso de su destino.
El día martes 14, cuando era trasladado del Callao a Lima en el tren de las cinco, fue entrevistado por un periodista de “El Comercio”, siendo publicado el día siguiente, el miércoles 15 de marzo en su edición de la mañana según la cual después de la paliza que recibiera Fabiana por parte de sus patrones le dijo a esta que se acostara y es ahí donde él cogió el espadín, procediendo después de esto al terrible asesinato.
-        ¿Por qué los mataste?
-        Por venganza.
-        ¿Por qué te maltrataban?
-        Ellos tenían una sobrina que me gustaba. Se burlaban de mí.

Espadin y Comba

El señor Doctor Mercado, Juez encargado de resolver el crimen, levantando el sumario en la propia casa de los asesinados. La cocinera que se encontró también con la novedad de que del interior de la casa no se respondiese a sus llamadas. El intendente fue el Sr Tizón.

El Sr Ibarra había ido a visitar a su hermana y en la casa, además de los criados, solo se encontraba la Sra Eloísa dispuesta a entrar al baño, es ahí cuando Alejandrino iba a atacarla por la espalda, de pronto ella volteó y se encuentra cara a cara con su asesino, procurando evitar las cuchilladas que con ensañamiento le asestara Montes, según él mismo ha declarado cínicamente. De sus declaraciones se deduce que mató a la Sra Ibarra con el espadín y al Sr Ibarra con la comba. También afirma que se movió motivado por la venganza y sólo el odio a sus patrones lo llevó a convertirse en asesino.

En la casa se encontró un espadín mellado y una especie de maza. Al principio se creyó que la Sra. había sido asesinada con un arma sumamente cortante por una persona poco experta y casi quedó descartada la opinión de que se hubiera utilizado el espadín. La maza encontrada parecía haber sido el instrumento para victimar a la Sra. A parte de los agentes policiales se hizo una consulta a un detective Americano John, de paso por Lima, el cual hizo muchas observaciones y se propuso seguir la pista del acontecimiento. En la casa del Sr Ibarra habían unas piedras minerales, estas fueron tomadas por Montes para a arrojárselas al Sr. Ibarra.


detective Americano John


Por esas ironías de la vida, Alejandrino fue encerrado en la Intendencia de Policía, en el calabozo “Bolognesi” (nombre de la provincia donde nacieron los hermanos) donde se le ha mantenido incomunicado.

La familia de las victimas había puesto una recompensa a la captura del o los culpables, y habiendo capturado el inspector Cáceres a Montes, se le hizo entrega al agente de la recompensa. El jefe de la sección de investigaciones Sr Rospigliosi, el sub jefe de la sección Sr Mústiga.

Se procedió a elaborar una ficha o registro del asesino, la cual tenía las siguientes características:


Ficha de identificación de Alejandrino Montes:
Registro General Nº: 1476
Registro Fotográfico Nº: 638.
Edad: 17 años.
Nacionalidad: Peruana.
Nombre del Padre: Justo Montes.
Nombre de la Madre: Hermilia Cano.
Profesión: Servicio de casa.
Estatura: 1.55 mts.
Grado de instrucción: Elemental.
Causa de la actual detención: Doble Homicidio.
Fecha: Lima, Marzo 15 de 1916.

Firma de Alejandrino Montes


El día martes fue el día del sepelio de los esposos Ibarra.
Alejandrino Montes  colocó a su hermana en otra casa, al cuidado de un bebé. Dicha casa pertenecía al Sr Málaga ubicada en la Calle Arica. Él se alojó en un hotel de la Calle de King e Independencia y al no poder pagar los dos soles del alquiler se marchó. La gente bautizó a ese hospedaje como la “Posada Sangrienta” (nombre tomado de una película).
Posada Calle King e Independencia


Casa Sres Malaga en la Av Arica
Fue examinado por el Dr Hermilio Valdizán (especialista en enfermedades mentales) y por el Dr Oscar Miroquesada (Catedrático adjunto de Derecho Penal de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos), además de ellos el reputado Médico legista Dr Leónidas Avendaño. Como resultado de los informes de los reconocidos Galenos se dice que: “a pesar  de su notoria insensibilidad moral, presenta reacciones en cuanto a sus sentidos, circulación, respiración, etc., perfectamente normales”. “Montes es joven, tiene un aire de Pacifico Indígena”.


Dres Valdizan y Miroquesada, revisando a Montes


El mismo había dado muerte a sus patrones con ensañamiento cruel, se había apoderado de alhajas y dinero que se le encontraron en sus bolsillos y de su hermana. Entre las prendas se encontró un pequeño retrato de la víctima, la Sra Ibarra. Había permanecido en la casa durante la noche. No se sabe qué suerte corrió la cartera del asesinado, de la que el criminal en sus declaraciones no hace mención y sin embargo ha desaparecido. Es posible que los billetes que se le encontraron fueran los que la víctima tenía en el bolsillo.
Ambos hermanos fueron condenados a pasar 15 años de prisión. Alejandrino fue internado en la Cárcel de Guadalupe, en los terrenos de lo que actualmente se encuentra el “Palacio de Justicia”, al costado de la Iglesia del mismo nombre y funcionando oficialmente hasta el 26 de mayo de 1928.


Alejandrino en la Cárcel de Guadalupe


Fabiana Montes fue recluida en la cárcel para mujeres “Santo Tomás” en los Barrios Altos, en lo que es hoy el local del Colegio de Mujeres “Mercedes Cabello de Carbonera”. Antes de ser cárcel funcionó ahí el Colegio Santo Tomás de la Santisima Trinidad.


Fabiana en la Cárcel de Santo Tomas


Es necesario mencionar que no fuera llevado a la “Escuela Correccional” (como correspondía por ser menor de edad) ya que se consideró que “el local no ofrecía las garantías suficientes de seguridad”. Aun en la cárcel siempre se refería al hecho homicida como una “Venganza”. A diferencia de la tranquilidad aparente que mostraba Alejandrino, su hermana Fabiana se mostraba compungida y tímida, casi llorosa.


Según los abogados defensores de las víctimas, debía imponerse la pena de muerte, ya que así lo establecía el “Código Penal” vigente entonces (1863). Lo que favorecía en este caso a Montes era el desconocimiento real de su verdadera edad: 17 o 18 años.
 
 


En un programa de televisión recientemente se tocó el asesinato que cometió Alejandrino Montes, pero debemos señalar que se le pretendió dar un carácter “Rosa” y novelesco a la desgracia de los esposos Ibarra, ya que se afirma que el móvil del sangriento hecho fue por el amor que sentía el joven Montes a las sobrina de los esposos Ibarra, llamada “Adelaida”, como vimos anteriormente, él señaló al periodista de “El Comercio” de que le gustaba la sobrina de ellos, pero siempre afirmó que fue motivado por la “Venganza” y el “Odio” hacia sus patrones.


Llama la atención los adjetivos racistas que se esgrimían en torno a Montes. La Revista Variedades fue la que mayormente usó esos calificativos, llamándolo: “El mozalbete indígena”, “Indiecillo”, “Indígena niño”, “Si en su crimen el verdadero motor han sido las taras orgánicas, influencias mórbidas hereditarias”, “. También decían: “que tanta torpeza y tanta estupidez para el resguardo propio y tanto cinismo, casi delectación, en la confesión del delito sean efecto de una naturaleza normal, aunque inferior” y otros más redundantes de su condición andina, innecesariamente puesta como un factor contribuyente al crimen.


El grupo de Médicos que lo evaluó para ver si el origen de su odio era de carácter genético  sostuvieron: “Montes es joven, tiene un aire de Pacifico Indígena”.



El hecho, que estremeció tanto a nuestra sociedad fue también abordado por nuestros artistas y compositores. El 13 de setiembre de 1917 se grabó en la ciudad de Lima el vals “Alejandrino Montes” de la autoría de Pedro Arzola, por el dúo Rodríguez – Vargas, dicho dúo realizó entre el 13 y 14 de setiembre, 15 grabaciones para el sello Víctor. Este dúo, netamente criollos grabó Valses, Marineras, tonderos. Debemos señalar que 9 de esos 15 temas nunca se prensaron en discos y menos se distribuyó para su venta (desconocemos el motivo). De Rodríguez desconocemos, por ahora, datos. De Vargas suponemos sea el Huaralino Julito Vargas, que hiciera después dúo con el Rímense Cesar Andrade, de los que publicáramos una nota anteriormente.


En las notas o apuntes de los ingenieros de la Víctor señala al momento de la grabación de este tema: “El guitarrista difícilmente se puede detener”. Podemos notar claramente que el guitarrista Vargas se toma 12 segundos en el enlace que lleva hacia el final de la grabación.



 
Alejandrino Montes - Dúo Rodriguez y Vargas



En la edición Nº 269 de “El Cancionero de Lima”  se publicó el vals al que le puso letra y música: Pedro Arzola y que fuera llevado al disco.


Alejandrino Montes
Vals
Letra y música: Pedro Arzola

Alejandrino Montes
el joven criminal
que mató a sus patrones
haciéndose fatal;
él lo hizo por venganza,
según lo declaró
al repetir el crimen
como los victimó.

los grandes magistrados
no pueden comprender
que la infeliz Fabiana
no se pudo oponer:

solo un deber de hermana
la obliga a callar;
si no; Alejandrino
la iba a victimar.

siendo tan criatura
a todos admiró,
al repetir la escena
con cinismo y valor;
pero la pobre hermana
no pudo resistir;
rompiendo en un sollozo
cual si fuera a morir.



“El Cancionero de Lima” publicó varias canciones siguiendo el orden en cómo se desarrollaban los sucesos. El libro de Gerad Borrás “Lima, el vals y la canción criolla” (1900-1936) hace una buena recopilación de estos temas, ordenados en forma cronológica. En la edición Nº 249 se publicaron 3 temas:


Declaración de Montes a Onofroff”.
El célebre Onofroff
Visitó a Alejandrino
Y con experiencia y tino
Al punto, lo hipnotizó.

-Responda, usted a mi palabra
-¿Me oye usted Alejandrino
Fue usted el asesino
De los esposos Ibarra?

-Si señor, yo los maté,
Por envidia a su riqueza.

-¿Qué esperaba de esa vileza?
-Ser rico me figuré,
Yo envidiaba a mi patrón,
Yo me quería igualar
Y cambiar de condición
Pasearme y mandar.

-¿Y no le causó horror
Su crimen premeditado?

-¿Lo sé, pero yo había tomado
Una copa de licor.

-¿Su hermana en que lo ayudó
Cuando el crimen realizara?
-Ella no lo presenció
Yo la tenía encerrada.

Cuando solo me quedé
Y sin abrigar temores,
La caja de fierro forcé
Y me sustraje valores.

Don Onofroff en su presencia
Montes allí repitió,
La escena reconstruyó,
¡a su sabor y conciencia !
Por lo que he experimentado
Dice el gran Onofroff
Montes es un alienado
Lo he sospechado así Yo.

Porque rico se soñó
Asesinó a sus patrones
La sed de oro lo llevó
Al crimen con sus horrores.

No se puede aún apreciar
Su crimen tan horroroso.
Y cree que es victorioso
Y volvería a matar.

Es un chico degenerado,
Ambicioso y sin temor
Es un desequilibrado
Digno de justo temor.


La “Declaración de Montes a Onofroff” se tomó aparentemente en una sesión de Hipnosis a la cual sometió el famoso Hipnotizador Onofroff, de paso por Lima y al cual se recurrió para ver si bajo trance podía detallar los pormenores del hecho o si en todo caso no había actuado solo. Aquí Montes señala el móvil de su crimen: “Si señor, yo los maté, por envidia a su riqueza”.



Entrevista de Alejandrino y su padre.

En su triste calabozo
Hallábase Alejandrino
Buscando calma y reposo
Para su fatal destino.

Meditaba su conciencia
El crimen del que fue autor
Y en la terrible sentencia
A que ha sido merecedor.

Ni el más liviano suspiro
Le auguró ser sorprendido,
En su tristeza y retiro,
Por el autor de sus días.

De pronto oye los cerrojos
Que aseguran su prisión,
Y se le nublan los ojos
A impulsos del corazón.

-Mi padre-dice entre sí,
Y dando un lento paso,
Estrecha en fuerte abrazo
A su padre infeliz.

-Hijo mío! ¿Qué has hecho
Eres tú el criminal?
Descubre tu pecho
Y háblame con la verdad.

-Del crimen soy el autor,
Yo, esa falta cometí,
Y por eso estoy aquí;
Ésta es la verdad señor.

Luego el silencio reinó
Y los dos enmudecieron
Y en voz baja se dijeron
Algo que nadie escuchó.

Ni una lágrima vertió
Ese hijo desventurado,
Al recuerdo del pasado
Ni menos se conmovió.

-Me extraña-dijo Don Justo
Seas tú el asesino
Pues no diste muestra de niño
De soberbio ni impulsivo.
Es contraria mi opinión
Más lo dispuso el destino
Que fueras el asesino
Y se ofuscara tu razón.

Aunque soy un hombre honrado
Que vivo de mi trabajo
También fui calumniado
Y tratado como estropajo.
…………………………………………..
Don Justo se alejó
Con el corazón partido
Y trémulo y afligido
Lloró por Alejandrino.



Montes y su padre.
Música de La Despedida de Arciniega.

Aquí me tienes padre querido
Entre estas rejas encarcelado,
Aquí mi crimen audaz expío
Yo a quince años soy condenado.

La suerte fiera me echó sus garras
Y en asesino me convirtió,
Mis horas padre, son muy amargas
Pero esta culpa la tengo yo.

De Dios espero solo el perdón
También el tuyo padre querido,
Mientras que viva en la prisión
¡Ay! No me eche en el olvido.

Yo de ese crimen soy el culpable
Y si me castigan es con razón
No llores por tu hijo, querido padre,
Que mucho sufre mi corazón.

Cuando regreses a mi terruño
Dile a mi madre que ruegue a Dios,
Por ese hijo que el infortunio
Quizá por siempre lo separó.

Hijo de mi alma, hijo querido
Me voy llorando tu desventura,
Yo te perdono si arrepentido
Llegas un día a ser sufrido.


En una edición Nº 356 del año 1918 se publicó el tema:

La muerte de Alejandrino Montes.
Vals del día.

I
Alejandrino Montes
Que al mundo sorprendió
Cuando a sus dos patrones
Horrenda muerte dio
Purgando su delito
Acaba de morir,
En una oscura celda
Dejó ya de existir.

II
De la Condesa el crimen
Que tan horrible fue
Bien claro se recuerda
Como si fuera ayer.
¿Será cierto que él solo,
Que él solo los mató?
Nadie en conciencia puede
Decir que SI ni NO.

III
Alejandrino Montes
Pasó a la eternidad
Dejando en el misterio
Quien sabe, la verdad.
También la pobre hermana
Fabiana sucumbió,
Porque a ella la justicia
También la condenó.

De ella podemos deducir algo que siempre se sospechó; el crimen fue de tal ferocidad que no se estaba del todo seguro que haya sido cometido por una sola persona (en este caso de un casi niño), dejando abierta la posibilidad de que podrían existir algún cómplice, según se deja entrever en la segunda estrofa al mencionar: “¿Será cierto que él solo, que él solo los mató? nadie en conciencia puede, decir que SI ni NO”. En la tercera estrofa menciona lo mismo: “Pasó a la eternidad dejando en el misterio quien sabe, la verdad”.

De este tema también deducimos que Alejandrino falleció durante su estancia en la cárcel. Por el momento no hemos podido averiguar la causa de su deceso ni la fecha del mismo. En apariencia también falleció su hermana Fabiana (aunque podría ser una metáfora ya que las ultimas lineas dicen: "Fabiana sucumbió porque a ella la justicia también la condenó".