lunes, 27 de agosto de 2012

Montes y Manrique - Cesar Augusto Manrique La Torre


Nació en Barrios Altos en el barrio de “La Huaquilla”, un 25 de setiembre de 1878 según consta en la partida de nacimiento hallada en el Archivo General de la Nación, donde figura como asiento Nº 174. Posteriormente se crío en el Patrocinio por la Alameda de los descalzos.
Como dijimos, se hizo aficionado de la Guitarra desde muy joven, desde los 15 años recibió clases de guitarra don Octavio Casanova, empleado de la Recaudadora,  rimense que le entregó todos sus secretos, quien a su vez aprendió del padre de Augusto Reynaga. “Cuatro años me enseñó, y solo entonces vine a comprender lo que eran de verdad las cuerdas de la guitarra”. Fue creciendo en ese ambiente, rodeado de un compacto grupo de amigos todos cultores de música Criolla de quienes no se separaba cada día “hasta que cantaban los gallos”. Era tal su afición por la música que descuidaba muchas veces la escuela y se escapaba o no asistía a la misma. Un día abandona su casa por una ventana, llevando los zapatos en la mano para no ser descubierto, siendo sorprendido por su padre y éste en un rapto de cólera rompió la guitarra con el cuerpo del joven Manrique.


Con el clan Barrioaltino “Los Contrafuertes” se ganó la admiración del barrio, ya que era el escogido para llevar serenata a las novias, agasajadas o alguna cumpleañera. Augusto Páez, uno de los miembros de este clan recuerda: “Centenares de personas rodeaban a Manrique, quien entonaba sus canciones acompañado de los bordoneos de su guitarra”.
El encuentro con Eduardo Montes ocurrió en un cumpleaños del Papá de Manrique, don Artidoro que había sido Coronel del ejército.
 “Éramos solo aficionados que tocábamos en casa de amigos, cuando vino el “gringo Joffay”. Decía Manrique en 1942. Prosigue: “el Gringo, que era Mexicano, alto de cuerpo el, rosadito. Vino para buscar una pareja de cantores. Le vimos alguna vez en la Casa Holtig, donde Castellano y también en el Bazar de Flores y Benero, en Boza, pero no nos hizo caso. Después de muchas vueltas y cuando el gringo escucho a varios cantorcillos aficionados, nos oyó a nosotros y ahí mismo dijo: A este dueto debemos llevarlo en discos”.


Cesar Manrique tuvo 3 hijos;
Cesar Antonio Manrique Pomar nacido el 13 de mayo de 1905, hijo de doña María Pomar de 19 años, natural del Lima con la que tuvo hasta ese entonces 1 año de vida conyugal.
Carlos Augusto Florentino Manrique Winder, nacido el 23 de enero de 1910. Según la partida de nacimiento Manrique de 28 años estaba unido con Eloira Winder de 30 años con la que llevaba 10 años de vida conyugal.
María Gerardina Manrique Pomar, nacida el 15 de agosto de 1910 hija de doña María Filomena Pomar de 24 años, de Lima.
El 17 de enero de 1907 murió de neumonía Cesar Antonio de tan solo 1 año con 8 meses de edad, quedando Manrique al cuidado de Augusto y Gerardina, es por ello se creyó siempre que Manrique solo tuvo dos hijos y ambos con María Pomar. En la lápida del nicho de Manrique dice: “Recuerdo de su hija y nietos”.
En una entrevista a Gerardina solo menciona que Manrique tuvo 2 hijos; Augusto y ella pero si recalca que solo eran hermanos de padre. Era compadre con Montes porque era padrino de un hijo de Montes. Con respecto a las grabaciones realizaron, le pagaron por la mitad y por la otra mitad ya no le pagaron, les empezaron a mandar en cheques y cuando faltaba una pequeña cantidad ya no más mandaron. Cesar Augusto Manrique La Torre, “Torre de las Torres, como él decía”. Le decían “El Doctor”, en las cartas que le escribían le ponían así, y él decía que era “porque hacía operaciones” y las contaba en las reuniones, trabajaba con el Doctor del “Tétano”, el Doctor ”Angulo”, el Doctor “Lengua”, el doctor “Cachay” (decía que eran sus ayudantes), su casa era de una planta y decía que en la segunda tenía la “clínica” y convertía maricones. No tomaba cerveza, solo pisco o Coñac y cantó como hasta los 82 años donde hacia serenatas. Se reunía con los 3 Páez, Federico, Augusto y Pablo Páez. Augusto era su compadre. Después era de su grupo el Sr Colichón, Carlos Garland (hermano de Lucho Garland), Manrique decía que cuando Carlos Garland cantaba se apagaba la luz del tren, por la voz que era muy fuerte, Abelardo Requena, 2 hermanos, Enrique y Carlos Shell, Pardo, Landaeta, Martinto (senador por Ica), Lucho Paz (que cantaba con él “muy bonito”). Le decían también “Manruco”. Lo levantaban a las 6 de la mañana para una jarana a la que asistía en pijama, le decían: “te va a dar una pulmonía” y él decía: “no me da nada, para eso está el Pisco Sour”. Chito Cornejo encabezó un movimiento para ayudar a Manrique en los últimos días de éste, por él se creó la calle “Montes y Manrique”, en el jirón Cajamarca, en la cuadra 1 de éste jirón se creó el Centro Musical “Montes y Manrique” todo esto en el Rimac, siendo su primer presidente el mismo Germán Cornejo Rosendo “El Chito”, y recolectó firmas para que se le diera la “Orden del Sol”.


Un día un compositor que vivía en el Callao (Eduardo Marquez Talledo)le pidió prestada su guitarra, la que le regaló el Presidente Leguía, y nunca más se la devolvió. Un día le dijeron que vaya a la casa de este señor en el Callao, pero antes de eso fue a una casa de préstamo y colgada estaba la guitarra de Manrique, el compositor la había empeñado y le dijo al dueño de la casa que por favor no la vendiera: “regreso a Lima y vengo a sacar la guitarra”, pero resulta que el señor se fue y se quedó el hijo y se olvidó de decirle y cuando llego Manrique ya habían vendido la guitarra, la cual tenía 12 cuerdas, adornada con Concheperla y adentro tenía el retrato del Presidente Leguía. Tenía varias guitarras pero las prestaba y nunca se la devolvían. Un compadre suyo le pidió la última que le quedaba, la tuvo mucho tiempo, un día le dijo: “Compadre acompáñeme, donde arreglan las guitarras, porque voy a arreglar la mía” y Manrique fue, la guitarra quedó como nueva y el compadre se quedó con ella. Sus hijos le decían: “Pero esas guitarra es tuya”, “Mi compadre se quedó con ella, que le voy a decir”.
La hija de Manrique dice que estuvieron en Estados Unidos 3 meses, les pidieron que se quedaran más pero extrañaban el Perú y regresaron.
Manrique trabajó en la municipalidad de Lima primero y después en la municipalidad del Rímac. Murió de 86 años. En una ocasión le dijo a su hija Gerardina: “cuando yo esté enfermo nunca me mandes a un hospital porque yo me muero”.  Cuando estaba en el hospital y ya mejor de salud, de un momento a otro empeoró. Se dice que una noche estaba al lado de su cama un señor moreno que estaba enfermo del corazón, y en la noche anterior a su muerte Manrique se levantó y se cayó, este señor lo ayudó a echarse a su cama y llamo a los médicos. Su hija Gerardina dice: “mi papa se asustó con el señor”, “no hizo más que mirarlo y se tiró de la cama”.


Manrique decía, cuando se miraba al espejo, pasados los 80 años: “cuando me vea con cara de viejo, ese día me meto un balazo”, también decía: “yo no ando con viejos ni con borrachos, porque si me ven con viejo no van a decir; he visto a Manrique con un viejo sino, he visto a un par de viejos”.
Se dicen también que grabaron en Lima más o menos 300 cilindros de cera, pero que la calidad de estas no eran tan buenas, ya que al pasarla alrededor de 6 veces después de la cual se deterioraba y ya no servía.
Firmamos primero un contrato con la Casa Columbia, que nos fue desfavorable. Nosotros grabamos ciento noventa y cinco discos y otro tanto de cilindros y recibimos S/. 2,600.00 mas o menos y otras pequeñas partidas. Y nuestras grabaciones se vendieron en lima a S/. 5.00 cada una, y en Iquitos hasta S/. 50.00
Falleció el 26 de diciembre a la 1:45 de la madrugada en la sala “Julián Arce” del Hospital dos de Mayo, habiendo sido internado el día 30 de noviembre. Un infarto cardiaco, producto de una Esclerosis de los vasos del corazón,  lo fulminó. Aunque la causa de su internamiento fue una afección bronquial y una Estenosis al Esófago, su corazón no soportó más.


Sus restos se velaron en el Jirón Cajamarca 188 en El Rímac, local del Centro musical social “Montes y Manrique” a donde fue trasladado a la 1:30 de la tarde.
 La capilla y el lujoso ataúd color Beige oscuro había sido proporcionado por el servicio funerario de la Policía de Investigaciones del Perú (P.I.P), así como el costo del nicho (S/ 3,150.00) y el de la lápida (S/ 450,00) fueron pagados a través de el director General de la PIP, Javier Campos Montoya, socio honorario del “Montes y Manrique”.
En el archivo central de la Sociedad de Beneficencia de Lima Metropolitana, en el Registro Diario de Inhumaciones Perpetuas y Traslados de Cadáveres consta que se pagó por la carroza fúnebre: S/ 800.00. En el mismo archivo, en el Libro Nº 64, Folio Nº 197, Parte: 4718, Cesar A. Manrique La Torre falleció de 92 años, y se encuentra enterrado en el cementerio “El Ángel”, Cuartel: “San Diógenes”, Letra: B, Nº: 52. El cuartel se encuentra ubicado a espaldas del crematorio del cementerio, no por la entrada del jirón Ancash sino más bien para la puerta que sale a la Av. Grau.
El sepelio se realizó el día 27 de diciembre a las 4:30 pm.


Se dice que en hospital, antes de ser condecorado, Manrique le pidió a un médico un recetario para poder escribir, lo que sería su última voluntad. En el recetario quedo escrito: “Dios mío…. Me muero”! y de sus labios salió balbuceante “Eduardo, amigo”. Se le escuchaba decir en su lecho de hospital, casi cercano a la muerte: “Aquí, oscuridad y música, camino. Recuerdo a mis amigos Eduardo Montes, Armando Casanova, Enrique de las Casas, no Herminia, no Herminia los mejor, cerca a mi… oscuridad, oscuridad, mi memoria…”.


Gino Curioso Solis
gcurioso1974@hotmail.com